Manuel García Ferré o el arte de emprender y enternecer

Emprender a veces es invertir la energía del talento en las pantallas de la televisión.

Es hacer de un personaje publicitario el icono de una revista infantil que acompañe al niño en su crecimiento, fomentando el trabajo responsable; pero también otorgando permisos para disfrutar en los recreos. Es enseñar a partir de la interacción con los globos de una historieta o a partir de una “tijerita” que enmarca con un camino punteado el retrato de un prócer a la medida de un cuaderno de tareas. Es llegar al cine y su pantalla grande, desde el lugar humilde del comienzo. Es apostar el valor por lo que hacemos al primer recuadro de una rayuela que indefectiblemente conducirá al éxito.

Manuel García Ferré nació en 1929 en Almería, España. En 1947 llegó a la Argentina, donde la realización de cortos publicitarios fue su principal fuente de ingresos. En 1964 creó la revista Anteojito en la que se destacaron personajes como Calculín, Hijitus, Larguirucho, Oaky, Petete, Pi Pío, Cachavacha, entre otros. También hizo una enciclopedia para niños, El Libro Gordo de Petete, y lanzó otras revistas dirigidas a un público diverso: Muy Interesante y Ser Padres Hoy. Dado el éxito de sus personajes, efectuó episodios semanales televisivos de la serie animada Hijitus, y otros programas de televisión con personajes como Calculín, Petete y Anteojito. Finalmente, efectuó una serie de largometrajes cinematográficos tales como Las aventuras de Hijitus, Mil intentos y un invento, Petete y Trapito, Ico, el caballito valiente Manuelita, la tortuga (basado en el personaje de María Elena Walsh) y Corazón, las alegrías de Pantriste.

Luego de 37 años de publicación ininterrumpida, García Ferré anunció la defunción de Anteojito con el número 1925, y asombró con su anuncio a todos aquellos para quienes la revista se había constituido en un recuerdo de su infancia. Anteojito no pudo adaptarse a la pérdida paulatina de los valores, no pudo romper con su propia tradición: la de enseñar con humildad, tanto conceptos académicos como la importancia de las cosas simples. No pudo ser de otra forma, la despedida fue honorable: Al pie de la cama de Anteojito, en la última revista, se leyó: “Queridos Reyes: les pedimos lo mejor: paz, trabajo y amor”
Emprender es darle una oportunidad a nuestra vocación, estableciendo una alianza con la dignidad. Es arrojar la piedra de la rayuela en el cuadro del objetivo deseado, y permanecer latente en la memoria de tantos que vivieron los tiempos de la escuela, rodeado de sonrisas y colores.

* Gisela Mancuso. Abogada. Estudiante de Redacción. Ganadora de numerosos concursos literarios