Entra una notificación de Facebook. El sonido es irresistible, quieres ver quién es. Es obvio: lo saludas. Por supuesto que te fuiste de lo que estabas haciendo. Las horas se pierden junto con tu productividad. Las distracciones son incontables, crecen de link en link. Hay aplicaciones que pueden ayudarte a concentrarte, que bloquean los servicios adictivos de la Red e incluyen un botón anti pánico por si no aguantas la desconexión Self Control permite bloquear el acceso a los sitios que más te distraen. Sólo hay que programar el tiempo e indicar las páginas a las que no quieres entrar. Una de las más elegidas y que es compatible con todos los sistemas operativos es Freedom. Rescue Time permite revisar los hábitos online y detalla el tiempo utilizado en cada sitio. Ofrece alarmas por si te excedes en alguna página en especial y a la vez bloqueos temporarios.
Hacia una agenda productiva. El primer paso es registrar dónde sueles hacer foco. Saber en qué inviertes tu tiempo y energía es un punto de partida concreto para el cambio. Ver es la capacidad de percibir cuando los rayos de luz alcanzan tus ojos. Mirar es dirigir la mirada, fijar la vista en algo. Observar es fijar la vista a conciencia para descubrir, recibir y aprovechar una oportunidad. No se trata de observarlo todo. Así como el minero lleva la luz en la frente, porque sujeta al casco tiene una lámpara que la protege de cualquier golpe, tú también puedes hacer la luz en medio de tantos estímulos y oscuridades. Para eso debes saber qué buscas, qué información precisas y cuál es la piedra preciosa que pretendes encontrar.
No insistas en lo que te produce estrés e insatisfacción. En medio de tanta oferta: ¿Qué te interesa, qué eliges, en qué eventos participas? La vida puede someterte a condiciones, pero tú debes elegir qué sí y qué no, qué es coherente con tu plan, cuánto tiempo vale la pena invertir.
1) ¿Qué temas te ocupan o preocupan? 2) ¿Hay algo o alguien que te obsesiona o demanda demasiada energía y esfuerzo?3) ¿Qué cuestiones son importantes y cuáles no?4) ¿Tienes conciencia de tus criterios de selección y jerarquías? 5) ¿Puedes revertir este criterio? ¿Qué te limita?
No fuerces la actividad ni las respuestas. Darás un primer gran paso haciendo el inventario de tu tiempo.
La tecnología te ayuda a no perder el tiempo. Procrastinar es el término que resume lo que dejas para mañana porque no lo puedes hacer hoy. Y la paradoja es que los últimos avances tecnológicos son alternativas para preservarte de lo que en todo momento intenta captar tu atención, de las distracciones producidas por el bombardeo constante de datos proveniente de computadoras y dispositivos electrónicos móviles.
Estamos entrando en la era de la pérdida de tiempo. Una de cuatro personas se describiría a sí misma como perdedora de tiempo crónica. Un estudio publicado en Reino Unido, revela que el 36% de los encuestados pierden una hora de productividad al día revisando correos y redes sociales. Y de acuerdo a otro informe, los usuarios de teléfonos inteligentes revisan este aparato una media de 221 veces al día.
Toda una industria está naciendo para ofrecer modos de frenar estos impulsos irracionales, desde libros de autoayuda a cursos en línea impartidos por expertos en eficiencia empresarial. Pero el último grito de la moda son las aplicaciones contra la pérdida de tiempo.
Pero cualquiera con una computadora o un teléfono inteligente puede sucumbir ante la oferta tecnológica.
¿Cuántas veces al día revisas innecesariamente tu correo electrónico?
Siempre fue así. Perder el tiempo no es algo nuevo. Es una constante a lo largo de la historia.
El escritor francés Víctor Hugo se solía quitar toda la ropa y hacía que su ayudante de cámara se la escondiera, de modo que no pudiera salir a la calle. Con el mismo objetivo, Demóstenes, el orador de la Antigua Grecia, se afeitaba sólo un lado de la cabeza para obligarse a sí mismo a permanecer en casa practicando discursos. Si salía sería objeto de burlas.
Malgastar el tiempo forma parte de la arquitectura cerebral. Y la evolución no va a permitir que dejes de hacerlo en breve. Pero que la tendencia a desperdiciar el tiempo esté arraigada, no significa que sea constante. Puede empeorar con el entorno tecnológico que nos rodea. La tentación está tan solo a un click de distancia. Vivimos bombardeados por estímulos, es un medioambiente diseñado para ser tóxico en términos motivacionales. Pero ante esta visión sombría también se ha dado un incremento de la conciencia de los efectos negativos de la pérdida de tiempo: desde la ineficiencia en los negocios hasta los problemas de salud. Hay una reacción ante la postergación que se genera.
Bloquear Facebook. Los servicios on line que ayudan a evitar distracciones, no resuelven los bloqueos psicológicos que tienen las personas. La preocupación comenzó durante la revolución industrial en el siglo XVIII, cuando las empresas se concentraron en limitar la pérdida de tiempo.
A las corporaciones les encanta tener a la gente trabajando en forma más inteligente sin trabajar más duro. Aunque la fuerza de trabajo tan potente que deseaban los ejecutivos no terminó de materializarse, la estructura empresarial se organizó para ser un antídoto contra la pérdida de tiempo.
Algunas empresas la previenen bloqueando el acceso a sitios como Facebook. Pero también están aprendiendo a adaptarse a las distracciones de sus empleados. No se espera que la gente trabaje horas y horas sin parar y se aconseja que descansen. Científicos de la Universidad de Hiroshima aseguraron recientemente que la productividad óptima se alcanza con bloques de 52 minutos de trabajo seguidos de 17 minutos de descanso. Distraerse puede ser bueno. Los individuos que se distraen activamente exhiben un cierto nivel de autosuficiencia, autonomía y confianza en sí mismos. Tienen conciencia del riesgo que implica dejar las cosas para último minuto. No deberían demonizarse los tiempos vacíos de actividad. Incluso pueden ser una forma de «distracción positiva», que estimule la creatividad y la innovación. Hoy existe una literatura que habla de la dilación y el hecho de que la gente lo identifica como un problema. No lo hacemos más que nunca, pero sí hablamos más de ello.
Hoy en día el término «procrastination» arroja miles de resultados en las búsquedas. Internet no es la única fuente de distracción. Hay que sumar el perfeccionismo, el miedo al fracaso, la fatiga, la frustración, la rebeldía o la complejidad de la tarea que se debe realizar.
Así que las aplicaciones digitales antidistracción tienen un límite respecto a lo que pueden lograr. Difícilmente puedan ayudar mucho cuando las distracciones son de tipo psicológico. Pueden funcionar como solución de corto plazo pero no atacan las causas de los bloqueos psicológicos subyacentes que hacen que la persona no pueda encarar una tarea. La ironía es que son mucho más útiles para personas que se distraen moderadamente que para los casos extremos, porque éstos últimos postergarán incluso comenzar a usar la aplicación.
La voluntad tratada como un músculo. Algunos sugieren que las aplicaciones evitan desarrollar la autodisciplina. Que la voluntad es como un músculo que, cuanto más lo usas más fuerte se vuelve. Temen que el futuro los robots tomen las decisiones por nosotros. Pero mientras la pérdida de tiempo no se supere las aplicaciones tendrán una función que cumplir. Desde las finanzas hasta el bienestar y la salud personal, cuanto menos perdemos el tiempo más mejoramos. Si pudieras regalarte un poco más de tiempo tu vida se beneficiaría enormemente.
Ganarle tiempo al tiempo. No tienes tiempo, las 24 horas no nos alcanzan pero las llenas con actividades y autoexigencias. Consumes el tiempo sin saber aprovecharlo por tener prioridades dudosas y cuando te sobra no lo disfrutas por culpa y por temor a estar perdiendo el tiempo.
El primer paso es revisar tu agenda para detectar tu sistema de valores. Hay un tiempo para dedicarte a generar dinero para vivir. Un segundo tiempo lo usamos para mantenerte. Necesitas comer, asearte, vestirte, viajar, hacer las tareas del hogar. El tercer tiempo es el más escaso, es el tiempo libre dedicado al ocio, al placer y al desarrollo personal ¿Cuánto tiempo destinas a cada uno ¿Para qué trabajas tanto si no te alcanza el dinero? ¿Por qué quieres más? ¿Para qué trabajar y no tener tiempo libre? ¿Cómo compensas el desgaste de energía que te insume tanto trabajo?
Tienes reloj y no tienes tiempo. El día tiene 24 horas: cambia tus hábitos. Descubre el 20% de los factores que crean el 80% de tus resultados y lograrás más en menos tiempo. Un hachero produce más si afila el hacha. Tu hacha es el cerebro. Es tu modo de percibir, analizar, elegir, ejecutar, recordar, comunicar, crear, innovar y controlar. Para ser más productivo elige lo mejor y hazlo en menos tiempo.
Cómo mejorar tus destrezas de lectura. Como el día tiene 24 horas y eso no se puede cambiar lo único que puedes hacer, para ganarle tiempo al tiempo, es modificar tus destrezas lectoras. Y esas habilidades pueden aplicarse tanto al libro tradicional como al digital. Si le preguntas a alguien si conoce su nivel de velocidad en la lectura contestará que no. La mayoría sabe cuándo comienza a leer un libro pero no cuando lo terminará. Podrías darle un formato estratégico a tu lectura conociendo su nivel actual. Para Platón el comienzo es la parte más importante de cualquier trabajo. Haciendo click en http://www.ilvem.com/img/demostenesweb.swf y siguiendo las instrucciones podrás determinar tu velocidad y comprensión en la lectura. El método de lectura veloz aumenta la velocidad y la comprensión.
El tercer tiempo. Napoleón designaba generales a los que tenían buena suerte. Pero la suerte se prepara. Para Edison el genio es un 10 % de inspiración y un 90 de transpiración. Picasso dijo: Cuando la inspiración llegue espero que me encuentre trabajando. La práctica hace al maestro.
La ecuación hombre=tiempo ya no cierra. Eficiencia es hacer las cosas bien, eficacia es hacer lo correcto. El economista Wilfred Pareto descubrió que el 20% de las cosas que hacemos producen el 80% de los resultados. Pero la vida moderna nos lleva a vivir con urgencias y tensiones, a no saber por dónde empezar y a un vacío de ideas que nos aleja cada vez más de la eficacia.
Vísteme despacio que estoy apurado, decía Napoleón. Según Business Week, los franceses trabajan menos y producen más y mejor porque tienen tiempo para retomar los valores esenciales de familia, amistad, tiempo libre, eligen el presente concreto al global abstracto y anónimo, la simpleza de vivir, convivir en un ambiente alegre y realizar lo que saben hacer. Los que corren mucho suelen terminar en el mismo lugar, mueren por infarto o accidentes y se olvidan de vivir el único tiempo real que es el presente.
Vivir a mil desconecta los sentidos de la conciencia, la tensión mata, la creatividad muere. Educar para la fast life hace correr a velocidades imposibles sin métodos facilitadores de la productividad personal. Si aprendes a administrar el tiempo construirás desde una capacidad plena. Para eso educa tu sentido común: valoriza la lectura, camina más, cocina una receta completa, relata cuentos a tus hijos, practica deportes, pasa más tiempo con amigos, realiza tus buenas ideas. Como dijo John Lennon, la vida se nos pasa mientras seguimos haciendo planes.
Dr. Horacio Krell. CEO de Ilvem. Mail de contacto [email protected]